Diferencia entre traducciones
Juego de la primera semana de lectura. Compartir el primer párrafo del capítulo 2 para detectar las diferencias entre las traducciones que estamos leyendo.
"Jo was the first to wake in the gray dawn of Christmas morning. No stockings hung at the fireplace, and for a moment she felt as much disappointed as she did long ago, when her little sock fell down because it was so crammed with goodies. Then she remembered her mother's promise, and, slipping her hand under her pillow, drew out a little crimson-covered book. She knew it very well, for it was that beautiful old story of the best life ever lived, and Jo felt that it was a true guide-book for any pilgrim going the long journey. She woke 16 Meg with a "Merry Christmas," and bade her see what was under her pillow. A green-covered book appeared, with the same picture inside, and a few words written by their mother, which made their one present very precious in their eyes. Presently Beth and Amy woke, to rummage and find their little books also,—one dove-colored, the other blue; and all sat looking at and talking about them, while the east grew rosy with the coming day".
(Little Women or Meg, Jo, Beth, and Amy, de Little, Brown, and Company: Louisa May Alcott, copyright 1896, for this transcription. Fuente: Gutemberg.org).
"El día de Navidad, Jo fue la primera en despertarse; al no ver medias ni zapatos junto a la chimenea, se sintió por un instante tan decepcionada como aquella otra vez, muchos años antes, en que creyó que su media había desaparecido pues había caído al suelo por estar demasiado llena de bombones y juguetes. Pero recordó en seguida la promesa que su madre les había hecho ayer y, deslizando la mano bajo su almohada, halló un librito encuadernado en rojo. Lo conoció muy bien: era aquella hermosa historia de la vida más perfecta que jamás se ha vivido, y Jo se dio cuenta que ésa era la verdadera guía que necesitaba. Despertó a Meg golpeándola con el codo y luego de desearle feliz Navidad, le aconsejó que mirase bajo su almohada.
Pronto se despertaron Beth y Amy, quienes descubrieron también sus libros; uno estaba encuadernado en azul y otro en castaño. Y en las dos habitaciones reinó un largo silencio, interrumpido tan solo por el leve ruido de las páginas que las niñas volvían lentamente.
(Editorial Kapelusz, colección Iridium, 1965, traducido por Berta de Tabbush del original Les Quatre Filles Du Docteur March)
"Aquella gris mañana de Navidad, Jo fue la primera en despertar. No había calcetines colgando en la chimenea y por un instante sintió la misma decepción que la había invadido tiempo atrás, cuando su calcetín se descolgó por el peso de los muchos regalos que contenía. Enseguida recordó la promesa de su madre, metió la mano bajo la almohada y extrajo un librito con tapas color carmesí. Lo conocía bien, era una vieja y querida historia que narraba la vida más bella del mundo, y Jo se dijo que no había guía mejor para un peregrino embarcado en el largo viaje de la existencia. Despertó a Meg con un "Feliz Navidad" y la mandó a que mirase debajo de su almohada. Apareció un libro con tapas verdes pero con la misma ilustración en la cubierta, y en el interior una dedicatoria de su madre que hacía el regalo mucho más valioso a sus ojos. Beth y Amy se despertaron poco después, rebuscaron y encontraron sus respectivos libros, uno de color gris rosado, el otro, azul, y todas se reunieron a mirar y comentar los regalos mientras el alba teñía de rosa el cielo.
(Penguin Clásicos, 2016, traducido por Gloria Méndez, traducido desde el inglés Little Women)
Jo fue la primera en despertarse al amanecer gris de la mañana de Navidad. No había medias colgadas delante del hogar, y por un momento se llevó tanto chasco, como una vez, hacía mucho tiempo, que su pequeña media se había caído al suelo por estar muy llena de regalos. Entonces se acordó de lo que su madre había prometido, y, metiendo la mano debajo de la almohada, sacó un librito encuadernado en rojo. Lo reconoció muy bien, porque era una bella historia de la vida más perfecta que jamás pasó por el mundo, y Jo sintió que era un verdadero guía para cualquier peregrino embarcado en el viaje largo de la vida. Despertó a Meg con un " Felices Pascuas!", Y le dijo que buscase debajo de la almohada. Apareció un libro, encuadernado en verde, con la misma estampa dentro y unas palabras escritas por su madre, que aumentaban en mucho el valor del regalo a sus ojos. Pronto Beth y Amy se despertaron para buscar y descubrir sus libros, el uno de color tórtola, el otro azul: y todas estaban sentadas contemplando sus regalos, mientras que se sonrojaba el oriente con el amanecer.
(Ed. Acme Agency, colección Robin Hood, Sexta Edición. 1953, supervisión M.E. Antonini)
Jo fue la primera en despertar aquella gris mañana del día de Navidad. No había medias colgadas delante de la chimenea y por un momento se sintió tan decepcionada como en cierta oportunidad, de pequeñita, en que su media, por el peso de los regalos, se había caído al suelo. Recordó de inmediato, la promesa de su madre, y metiendo la mano debajo de la almohada, sacó un libro encuadernado en rojo. Lo reconoció de inmediato porque era un libro que contenía la historia ejemplar de la vida más perfecta que se ha vivido, y Jo comprendió, que efectivamente, era un guía incomparable para cualquier peregrino que hubiera de recorrer el largo viaje de la existencia.
(Ediciones Peuser; 1952, traducción Antoni Hurtado, ilustraciones de Jan wise)
Cuando las hermanitas se despertaron la mañana gris de Navidad, no vieron los regalos que en tiempos pasados de paz y abundancia habían llenado su habitación, pero, recordando el consejo de su querida madre, introdujeron sus manos debajo de las almohadas y hallaron cuatro libritos primorosos, encuadernados en verde el de Meg, en rojo el de No, en púrpura el de Beth y en azul el de Amy. Y tras el gozoso intercambio del tradicional "¡Felices Pascuas!", Se absorbieron en el contenido de los tomitos.
(Ediciones Laida , Bilbao, España. Pie de imprenta: 1970, Editorial FHER. S.A. Bilbao España. No aparece crédito de traducción).
Jo fue la primera en despertarse en el gris amanecer de la mañana de Navidad. De la chimenea no colgaban las clásicas medias y por un momento experimentó tanta decepción como cuando de niña hallaba que su media, de puro llena de regalos, se había caído al suelo. Recordó entonces la promesa de su madre y metiendo la mano debajo de la almohada, sacó de allí un pequeño libro encuadernado en rojo. Jo conocía bien el volumen, que contenía la hermosa historia de la vida mejor que se ha vivido y comprendió que era un verdadero guía para cualquier peregrino que hubiera de emprender el largo viaje de la vida.
Despertó a Meg con un alegre "Felices Pascuas", y le dijo que buscase debajo de su almohada. Así lo hizo Meg y sacó un libro encuadernado en verde, con la misma historia dentro y unas palabras escritas por su madre, que hacían este regalo aun más precioso para ella.
Mujercitas, Luisa M. Alcott, traducción de EnriquetaS. Albanella. Buenos Aires, Editorial Molino, 1943
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La primera en despertarse al amanecer del gris día de Navidad fue Jo. Delante del hogar no había medias colgadas, y por un momento se llevo tanto chasco como cierts vez - era pequeña y hacía mucho tiempo - que su media se había caído al suelo por estar muy llena de regalos. Entonces se acordó de lo su madre había prometido y metiendo la mano debajo de la almohada sacó un librito encuadernado en rojo. Lo reconoció muy bien porque era una bella historia de la vida mas perfecta que jamás se haya vivido, y Jo sintió que era un verdadero guía para cualquier peregrino embarcado el largo viaje de la vida. Despertó a Meg con un "¡Felices Pascuas!", y le dijo que buscase debajo de su almohada. Apareció un libro, encuadernado en verde, con la misma estampa dentro y unas palabras escritas por su madre, que aumentaban en mucho, a sus ojos, el valor del regalo aun más precioso para ella. Ponto Beth y Amy se despertaron para buscar y descubrir sus libros: el uno en color tórtola; el otro, azul; y las cuatro estaban sentadas contemplando sus regalos, mientras por oriente el cielo iba sonrosándose con la luz del naciente día.
(Las cinco mejores obras de Luisa May Alcott. Mujercitas. Barcelona, Editorial Mateu, no figura el año).
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Jo fue la primera en despertarse en la mañana de Navidad. Y recordando la promesa de su madre metió la mano bajo la almohada de donde sacó un pequeño librito de tapas Rojas. Era la historia de la mejor vida jamás vivida y Jo vio en él la verdadera guía para los peregrinos que emprendían el largo viaje. Despertó a Meg con un "¡Feliz Navidad!", y ella encontró su libro, de tapas verdes, bajo la almohada. En ese momento, Beth y Amy asomaron sus cabecitas por la puerta contigua, llevando también sus libros - uno blanco, el otro azul -, y todas se sentaron a leer un rato. Media hora después, Meg y Jo bajaban las escaleras en busca de su madre.
(Mujercitas, Louisa May Alcott. Coleccion Estrella. Buenos Aires, Editorial Sigmar, 1965).
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El día de Navidad Jo fue la primera en despertarse en el gris amanecer. De la chimenea no colgaban las clásicas medias y por un momento sintió tanta decepción como cuando de niña encontraba que su mediecita, de tan llena de regalos, había caído al suelo. Recordó entonces la promesa de su madre y metiendo la mano bajo la almohada sacó un pequeño libr encuadernado en rojo. Jo conocía bien aquel volumen que narraba la historia de la mejor vida que se había vivido y comprendió que era una verdadera guía para cualquier peregrino que hubiera de emprender el largo viaje de la vida.
Despertó a Meg con un alegre "¡Felices Pascuas!" y le dijo que buscase debajo de su almohada. Meg así lo hizo y sacó un ella libro encuadernado en verde, con la misma historia adentro y unas palabras escritas por su madre, que convertían el regalo en más precioso aún.
Beth y Amy despertaron también y hallaron debajo de su almohada el mismo librito, uno encuadernado en blanco y otro en azul; y las cuatro se sentaron en sus camas hojeándolos y charlando alegremente mientras por el Este, el cielo iba coloreándose con la luz del amanecer.
(Mujercitas, Louisa May Alcott, estudio preliminar María Celeste Miguez. Coleccion Malva. Traducción de Juan Izquierdo. Buenos Aires, Gradifco, 2008)
“La primera en despertarse al amanecer gris del día de Navidad fue Jo. No había medias colgadas ante el hogar y por un momento se quedó tan pasmada como una vez, hacía años, en que su pequeña media se había caído al suelo por estar demasiado llena de regalos. Entonces se acordó de lo que su madre le había prometido, y metiendo la mano debajo de la almohada sacó un librito encuadernado en rojo. Lo reconoció en seguida porque era la historia más bella del mundo, la vida de Nuestro Señor Jesucristo, y Jo sintió que era un verdadero guía para cualquier peregrino embarcado en el largo viaje de la vida. Despertó a Meg con un: “¡Felices Pascuas!” y le dijo que buscase debajo de la almohada. Apareció un libro encuadernado en verde con la misma estampa dentro y unas palabras escritas por su madre. Pronto se despertaron Beth y Amy y encontraron sus libros, uno granate y el otro azul, y mientras el sol comenzaba a ascender en el cielo las cuatro muchachas se sentaron sonrientes para hojear sus libros.”
(Editorial Quinto Centenario. Editado en Uruguay por Danfel S.A. Adaptación de Armonía Rodríguez).
Jo fue la primera en despertarse en el gris amanecer de la mañana de Navidad. De la chimenea no colgaban las clásicas medias y por un momento experimentó tanta decepción como cuando de niña hallaba que su mediecita, de puro llena de regalos se había caído al suelo. Recordó entonces la promesa de su madre y metiendo la mano debajo de la almohada sacó de allí un pequeño libro encuadernado en rojo. Jo conocía bien el volumen, que contenía la hermosa historia de la vida mejor que se había vivido y comprendió que era un verdadero guía para cualquier peregrino que hubiera de emprender el largo viaje de la vida.
(Editado por Círculo de Lectores; 1979, ilustraciones Ballester, traducción Vergara, Edición no abreviada)
Jo fue la primera que despertó la mañana de Navidad. No colgaban las medias de la chimenea y por un momento se sintió decepcionada, como solía ocurrirle de niña cuando su mediecita, de puro llena de regalos, se había caído al suelo. Recordó enseguida la promesa de su madre y buscando debajo de la almohada, sacó de allí un pequeño libro encuadernado en rojo. Jo conocía bien este libro, que contenía la hermosa historia de la vida mejor que se ha vivido, y comprendió que era un guía incomparable para cualquier peregrino que hubiera de hacer el largo viaje de la existencia.
Mujercitas. Louise May Alcott. Editorial Alba. Madrid, 1999 (sin datos sobre traducción)
Jo fu la prima a svegliarsi nella fredda e grigia mattina di Natale e ricordandosi la promessa della mamma cercò sotto il capezzale, e trovò un piccolo libro coperto di velluto rosso. Lo riconobbe subito, perché conteneva la vita del migliore uomo che avesse vissuto sulla terra e capì perché la mamma avesse detto che quello era la migliore guida pel suo lungo viaggio di pellegrina. Svegliò Meg con un «Buon Natale» e le disse di cercare sotto il cuscino. Meg trovò un libro coperto di velluto verde e vide sulla prima pagina, come aveva trovato Jo, alcune affettuose parole scritte dalla loro buona mamma, ciò che rendeva il dono doppiamente prezioso. Poco tempo dopo, Beth ed Amy si svegliarono e rufolando anch’esse sotto i guanciali, trovarono l’una, un libro color cenere, l’altra un libro blu; si sedettero tutte assieme sui letti ed incominciarono a chiacchierare tra di loro, mentre che l’approssimarsi del giorno dava una tinta rosea alle cime dei monti circostanti.
Piccole donne. Luisa Alcot. Ed. “Progetto Manuzio”, iniziativa dellassociazione culturale
Liber Liber.Ed. Electrónica 2008. (Sin datos de traducción)
"Jo was the first to wake in the gray dawn of Christmas morning. No stockings hung at the fireplace, and for a moment she felt as much disappointed as she did long ago, when her little sock fell down because it was so crammed with goodies. Then she remembered her mother's promise, and, slipping her hand under her pillow, drew out a little crimson-covered book. She knew it very well, for it was that beautiful old story of the best life ever lived, and Jo felt that it was a true guide-book for any pilgrim going the long journey. She woke 16 Meg with a "Merry Christmas," and bade her see what was under her pillow. A green-covered book appeared, with the same picture inside, and a few words written by their mother, which made their one present very precious in their eyes. Presently Beth and Amy woke, to rummage and find their little books also,—one dove-colored, the other blue; and all sat looking at and talking about them, while the east grew rosy with the coming day".
(Little Women or Meg, Jo, Beth, and Amy, de Little, Brown, and Company: Louisa May Alcott, copyright 1896, for this transcription. Fuente: Gutemberg.org).
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"El día de Navidad, Jo fue la primera en despertarse; al no ver medias ni zapatos junto a la chimenea, se sintió por un instante tan decepcionada como aquella otra vez, muchos años antes, en que creyó que su media había desaparecido pues había caído al suelo por estar demasiado llena de bombones y juguetes. Pero recordó en seguida la promesa que su madre les había hecho ayer y, deslizando la mano bajo su almohada, halló un librito encuadernado en rojo. Lo conoció muy bien: era aquella hermosa historia de la vida más perfecta que jamás se ha vivido, y Jo se dio cuenta que ésa era la verdadera guía que necesitaba. Despertó a Meg golpeándola con el codo y luego de desearle feliz Navidad, le aconsejó que mirase bajo su almohada.
Pronto se despertaron Beth y Amy, quienes descubrieron también sus libros; uno estaba encuadernado en azul y otro en castaño. Y en las dos habitaciones reinó un largo silencio, interrumpido tan solo por el leve ruido de las páginas que las niñas volvían lentamente.
(Editorial Kapelusz, colección Iridium, 1965, traducido por Berta de Tabbush del original Les Quatre Filles Du Docteur March)
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"Aquella gris mañana de Navidad, Jo fue la primera en despertar. No había calcetines colgando en la chimenea y por un instante sintió la misma decepción que la había invadido tiempo atrás, cuando su calcetín se descolgó por el peso de los muchos regalos que contenía. Enseguida recordó la promesa de su madre, metió la mano bajo la almohada y extrajo un librito con tapas color carmesí. Lo conocía bien, era una vieja y querida historia que narraba la vida más bella del mundo, y Jo se dijo que no había guía mejor para un peregrino embarcado en el largo viaje de la existencia. Despertó a Meg con un "Feliz Navidad" y la mandó a que mirase debajo de su almohada. Apareció un libro con tapas verdes pero con la misma ilustración en la cubierta, y en el interior una dedicatoria de su madre que hacía el regalo mucho más valioso a sus ojos. Beth y Amy se despertaron poco después, rebuscaron y encontraron sus respectivos libros, uno de color gris rosado, el otro, azul, y todas se reunieron a mirar y comentar los regalos mientras el alba teñía de rosa el cielo.
(Penguin Clásicos, 2016, traducido por Gloria Méndez, traducido desde el inglés Little Women)
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Jo fue la primera en despertarse al amanecer gris de la mañana de Navidad. No había medias colgadas delante del hogar, y por un momento se llevó tanto chasco, como una vez, hacía mucho tiempo, que su pequeña media se había caído al suelo por estar muy llena de regalos. Entonces se acordó de lo que su madre había prometido, y, metiendo la mano debajo de la almohada, sacó un librito encuadernado en rojo. Lo reconoció muy bien, porque era una bella historia de la vida más perfecta que jamás pasó por el mundo, y Jo sintió que era un verdadero guía para cualquier peregrino embarcado en el viaje largo de la vida. Despertó a Meg con un " Felices Pascuas!", Y le dijo que buscase debajo de la almohada. Apareció un libro, encuadernado en verde, con la misma estampa dentro y unas palabras escritas por su madre, que aumentaban en mucho el valor del regalo a sus ojos. Pronto Beth y Amy se despertaron para buscar y descubrir sus libros, el uno de color tórtola, el otro azul: y todas estaban sentadas contemplando sus regalos, mientras que se sonrojaba el oriente con el amanecer.
(Ed. Acme Agency, colección Robin Hood, Sexta Edición. 1953, supervisión M.E. Antonini)
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Traducido por Márgara Averbach. Sudamericana, 1999 |
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Jo fue la primera en despertar aquella gris mañana del día de Navidad. No había medias colgadas delante de la chimenea y por un momento se sintió tan decepcionada como en cierta oportunidad, de pequeñita, en que su media, por el peso de los regalos, se había caído al suelo. Recordó de inmediato, la promesa de su madre, y metiendo la mano debajo de la almohada, sacó un libro encuadernado en rojo. Lo reconoció de inmediato porque era un libro que contenía la historia ejemplar de la vida más perfecta que se ha vivido, y Jo comprendió, que efectivamente, era un guía incomparable para cualquier peregrino que hubiera de recorrer el largo viaje de la existencia.
(Ediciones Peuser; 1952, traducción Antoni Hurtado, ilustraciones de Jan wise)
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Cuando las hermanitas se despertaron la mañana gris de Navidad, no vieron los regalos que en tiempos pasados de paz y abundancia habían llenado su habitación, pero, recordando el consejo de su querida madre, introdujeron sus manos debajo de las almohadas y hallaron cuatro libritos primorosos, encuadernados en verde el de Meg, en rojo el de No, en púrpura el de Beth y en azul el de Amy. Y tras el gozoso intercambio del tradicional "¡Felices Pascuas!", Se absorbieron en el contenido de los tomitos.
(Ediciones Laida , Bilbao, España. Pie de imprenta: 1970, Editorial FHER. S.A. Bilbao España. No aparece crédito de traducción).
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Jo fue la primera en despertarse en el gris amanecer de la mañana de Navidad. De la chimenea no colgaban las clásicas medias y por un momento experimentó tanta decepción como cuando de niña hallaba que su media, de puro llena de regalos, se había caído al suelo. Recordó entonces la promesa de su madre y metiendo la mano debajo de la almohada, sacó de allí un pequeño libro encuadernado en rojo. Jo conocía bien el volumen, que contenía la hermosa historia de la vida mejor que se ha vivido y comprendió que era un verdadero guía para cualquier peregrino que hubiera de emprender el largo viaje de la vida.
Despertó a Meg con un alegre "Felices Pascuas", y le dijo que buscase debajo de su almohada. Así lo hizo Meg y sacó un libro encuadernado en verde, con la misma historia dentro y unas palabras escritas por su madre, que hacían este regalo aun más precioso para ella.
Mujercitas, Luisa M. Alcott, traducción de EnriquetaS. Albanella. Buenos Aires, Editorial Molino, 1943
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La primera en despertarse al amanecer del gris día de Navidad fue Jo. Delante del hogar no había medias colgadas, y por un momento se llevo tanto chasco como cierts vez - era pequeña y hacía mucho tiempo - que su media se había caído al suelo por estar muy llena de regalos. Entonces se acordó de lo su madre había prometido y metiendo la mano debajo de la almohada sacó un librito encuadernado en rojo. Lo reconoció muy bien porque era una bella historia de la vida mas perfecta que jamás se haya vivido, y Jo sintió que era un verdadero guía para cualquier peregrino embarcado el largo viaje de la vida. Despertó a Meg con un "¡Felices Pascuas!", y le dijo que buscase debajo de su almohada. Apareció un libro, encuadernado en verde, con la misma estampa dentro y unas palabras escritas por su madre, que aumentaban en mucho, a sus ojos, el valor del regalo aun más precioso para ella. Ponto Beth y Amy se despertaron para buscar y descubrir sus libros: el uno en color tórtola; el otro, azul; y las cuatro estaban sentadas contemplando sus regalos, mientras por oriente el cielo iba sonrosándose con la luz del naciente día.
(Las cinco mejores obras de Luisa May Alcott. Mujercitas. Barcelona, Editorial Mateu, no figura el año).
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Jo fue la primera en despertarse en la mañana de Navidad. Y recordando la promesa de su madre metió la mano bajo la almohada de donde sacó un pequeño librito de tapas Rojas. Era la historia de la mejor vida jamás vivida y Jo vio en él la verdadera guía para los peregrinos que emprendían el largo viaje. Despertó a Meg con un "¡Feliz Navidad!", y ella encontró su libro, de tapas verdes, bajo la almohada. En ese momento, Beth y Amy asomaron sus cabecitas por la puerta contigua, llevando también sus libros - uno blanco, el otro azul -, y todas se sentaron a leer un rato. Media hora después, Meg y Jo bajaban las escaleras en busca de su madre.
(Mujercitas, Louisa May Alcott. Coleccion Estrella. Buenos Aires, Editorial Sigmar, 1965).
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El día de Navidad Jo fue la primera en despertarse en el gris amanecer. De la chimenea no colgaban las clásicas medias y por un momento sintió tanta decepción como cuando de niña encontraba que su mediecita, de tan llena de regalos, había caído al suelo. Recordó entonces la promesa de su madre y metiendo la mano bajo la almohada sacó un pequeño libr encuadernado en rojo. Jo conocía bien aquel volumen que narraba la historia de la mejor vida que se había vivido y comprendió que era una verdadera guía para cualquier peregrino que hubiera de emprender el largo viaje de la vida.
Despertó a Meg con un alegre "¡Felices Pascuas!" y le dijo que buscase debajo de su almohada. Meg así lo hizo y sacó un ella libro encuadernado en verde, con la misma historia adentro y unas palabras escritas por su madre, que convertían el regalo en más precioso aún.
Beth y Amy despertaron también y hallaron debajo de su almohada el mismo librito, uno encuadernado en blanco y otro en azul; y las cuatro se sentaron en sus camas hojeándolos y charlando alegremente mientras por el Este, el cielo iba coloreándose con la luz del amanecer.
(Mujercitas, Louisa May Alcott, estudio preliminar María Celeste Miguez. Coleccion Malva. Traducción de Juan Izquierdo. Buenos Aires, Gradifco, 2008)
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“La primera en despertarse al amanecer gris del día de Navidad fue Jo. No había medias colgadas ante el hogar y por un momento se quedó tan pasmada como una vez, hacía años, en que su pequeña media se había caído al suelo por estar demasiado llena de regalos. Entonces se acordó de lo que su madre le había prometido, y metiendo la mano debajo de la almohada sacó un librito encuadernado en rojo. Lo reconoció en seguida porque era la historia más bella del mundo, la vida de Nuestro Señor Jesucristo, y Jo sintió que era un verdadero guía para cualquier peregrino embarcado en el largo viaje de la vida. Despertó a Meg con un: “¡Felices Pascuas!” y le dijo que buscase debajo de la almohada. Apareció un libro encuadernado en verde con la misma estampa dentro y unas palabras escritas por su madre. Pronto se despertaron Beth y Amy y encontraron sus libros, uno granate y el otro azul, y mientras el sol comenzaba a ascender en el cielo las cuatro muchachas se sentaron sonrientes para hojear sus libros.”
(Editorial Quinto Centenario. Editado en Uruguay por Danfel S.A. Adaptación de Armonía Rodríguez).
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Jo fue la primera en despertarse en el gris amanecer de la mañana de Navidad. De la chimenea no colgaban las clásicas medias y por un momento experimentó tanta decepción como cuando de niña hallaba que su mediecita, de puro llena de regalos se había caído al suelo. Recordó entonces la promesa de su madre y metiendo la mano debajo de la almohada sacó de allí un pequeño libro encuadernado en rojo. Jo conocía bien el volumen, que contenía la hermosa historia de la vida mejor que se había vivido y comprendió que era un verdadero guía para cualquier peregrino que hubiera de emprender el largo viaje de la vida.
(Editado por Círculo de Lectores; 1979, ilustraciones Ballester, traducción Vergara, Edición no abreviada)
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Jo fue la primera que despertó la mañana de Navidad. No colgaban las medias de la chimenea y por un momento se sintió decepcionada, como solía ocurrirle de niña cuando su mediecita, de puro llena de regalos, se había caído al suelo. Recordó enseguida la promesa de su madre y buscando debajo de la almohada, sacó de allí un pequeño libro encuadernado en rojo. Jo conocía bien este libro, que contenía la hermosa historia de la vida mejor que se ha vivido, y comprendió que era un guía incomparable para cualquier peregrino que hubiera de hacer el largo viaje de la existencia.
Mujercitas. Louise May Alcott. Editorial Alba. Madrid, 1999 (sin datos sobre traducción)
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Jo fu la prima a svegliarsi nella fredda e grigia mattina di Natale e ricordandosi la promessa della mamma cercò sotto il capezzale, e trovò un piccolo libro coperto di velluto rosso. Lo riconobbe subito, perché conteneva la vita del migliore uomo che avesse vissuto sulla terra e capì perché la mamma avesse detto che quello era la migliore guida pel suo lungo viaggio di pellegrina. Svegliò Meg con un «Buon Natale» e le disse di cercare sotto il cuscino. Meg trovò un libro coperto di velluto verde e vide sulla prima pagina, come aveva trovato Jo, alcune affettuose parole scritte dalla loro buona mamma, ciò che rendeva il dono doppiamente prezioso. Poco tempo dopo, Beth ed Amy si svegliarono e rufolando anch’esse sotto i guanciali, trovarono l’una, un libro color cenere, l’altra un libro blu; si sedettero tutte assieme sui letti ed incominciarono a chiacchierare tra di loro, mentre che l’approssimarsi del giorno dava una tinta rosea alle cime dei monti circostanti.
Piccole donne. Luisa Alcot. Ed. “Progetto Manuzio”, iniziativa dellassociazione culturale
Liber Liber.Ed. Electrónica 2008. (Sin datos de traducción)
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Como estoy leyendo en inglés no puedo aportar mucho, lo cierto es que podría haber tantas traducciones como personas que traducen, en cada caso se juega algo de la subjetividad de quien lo hace y decidir si "gray dawn of Christmas morning" es "el gris amanecer de la mañana de Navidad" o alguna de las otras muchas posibilidades que aparecen acá es la razón por la cual, siempre que pueda, leo en idioma original, Por muchas lecturas más.
ResponderBorrar¡Claro! uno tiene que tener presente que está leyendo una versión de la obra, atravesada por la autoría del traductor, y no está "leyendo" al autor de manera directa. Leer en el idioma original es genial, si se puede.
BorrarSuper artykuł. Pozdrawiam serdecznie.
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